100 - El 25 de diciembre de 1999

El 25 de diciembre de 1999

Mensaje de la Virgen María

Su Salvador nació. Gracias por haber venido para acogerlo Conmigo, su Madre del Cielo, la Luz del mundo.

Estos son los corazones humildes que se reúnen en esta gran fiesta de Navidad para rogar a mi Hijo Jesús.

Pueblos enteros no quieren más creer en Dios. Muchos de mis niños no quieren más creer que este es su Salvador quien nació en esta fiesta de Navidad: y esto es un gran signo … La discordia entre los pueblos es un gran signo. El odio entre los pueblos es un gran signo, es un signo que las fuerzas de las tinieblas les invade cada vez más.

Velen y rueguen, para que dejen de ofender a mi Hijo, para que dejen de vivir en esta gran indiferencia. El tiempo de la gracia esta allí para ustedes.

Todo ha sido dicho, y en esta fiesta de Navidad, Yo, su Madre María, les digo que pronto todos los corazones indiferentes dejarán de ofender a mi Hijo Jesús Cristo sobre la tierra. Recen y rueguen, mis niños.

Marchen con fuerza y confianza. Yo, su Madre María y mi marido José, debimos ponernos frente a grandes dificultades, pero el Plano del Padre se cumplió y es esto lo que vengo decirle ahora. Vengo asegurarles que a través de esta Misión, todo se cumplirá también para ustedes. Hace ya dos mil años que el Hijo de Dios nació sobre la tierra y vivirá eternamente. Esta gran Misión del Corazón Acogedor es para la humanidad la esperanza de todos los pueblos, y sus obras vivirán eternamente.

Les agradezco por estar reunidos para acoger a mi Hijo en esta noche, en oración y en adoración. Les agradezco por este regalo de Navidad, porque tantos mis niños lo olvidaron esta tarde. El Hijo de Dios nació y nadie ni nada sobre la tierra y en el Cielo podrá extinguir esta Luz.

Los bendigo, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén

101 - El 26 de diciembre de 1999

Fiesta de la Sagrada Familia

Mensaje de la Virgen María

Mi Corazón esta lleno de Alegría de verlos totalmente reunidos para escuchar todo lo que tengo que enseñarles. Les agradezco por abrir sus corazón en esta fiesta de la Sagrada Familia.

Nosotros hemos sido muy unidos sobre la tierra, unidos por el Amor de su Padre del Cielo. Nuestros corazones tenían una sola preocupación, era aportarle el Amor y la seguridad a Jesús.

Todo lo que hacíamos, en acción y en nuestras oraciones, era el bienestar de nuestro Hijo Jesús. Totalmente nos olvidamos de nosotros, para aportarle todo nuestro Amor. Nos olvidamos de nuestros sufrimientos, nuestra renuncia a nosotros mismos y nuestra gran pobreza.

Yo y mi marido José, nosotros Le dimos todo para que pueda cumplir la obra de su Padre del Cielo. Así como mi marido José supo aportarle muchas atenciones, reforzó en Él, su confianza de niño.

Mi marido José era un ejemplo de paz en nuestra familia. Tenía siempre una buena palabra para Mí y para mi Hijo. Supo respetarnos y guardar a nuestra familia unida por su amor y su devoción. Todo esto ha sido vivido en una gran humildad.

Hoy, muy especialmente, vengo para dirigirme a todas las familias de la tierra. A los padres, a las madres, vengo decirle que muy a menudo, su modo de vivir desúne a sus familias. Muchos padres y madres trabajan para obtener cada vez más bienes materiales; ustedes no necesita tantos bienes materiales para vivir. Ustedes mismo consagra mucho tiempo a su trabajo y, y a todo lo que ustedes desean. Muchos se hicieron unos padres y madres egoístas.

Muchos de mis niños ven muy raramente a sus padres. No sienten más el calor de un hogar unido. Crecen y viven una gran soledad en ellos. No tienen más el apoyo que les hace falta y vean el resultado de sus vidas.

Se extravian cada vez más en busca de este amor. Vea en todo lo que estarán confrontados, ellos los que no recibieron este amor en su familia.

¿ Cuántos mis niños regresan a sus hogares y no encuentran allí a nadie para acogerlos? Reflexionen, padres y madres de la tierra, sobre todo lo que ustedes hacen sufrir a sus niños. Vean la gran falta de amor que vive esta generación. Los jóvenes están en busca de una identidad. Hasta son juzgados y condenados. ¡ Les suplico, no juzguen a los jóvenes! Viven grandes sufrimientos interiores y mi adversario los atrae y los arrastra al abismo de las tinieblas.

Padres y madres de la tierra, les suplico, vayan por sus niños en sus sufrimientos. Hágansen unos guías de luz para ellos. No comprenden más el verdadero sentido de su vida. No olviden que para ciertos padres, este bien es para ustedes que han destabilizado a sus niños a través de sus grandes necesidades materiales. Ahora ustedes tiene la responsabilidad de sus vidas. Ustedes deben ir a ayudarlos. No dejen estas almas perderse; ellos son tan frágiles.

Padres y madres de la tierra, regresen hacia la oración. Reconozcan que son sus niños y que necesitan su reconocimiento. Ellos necesitan ser reconocidos por ustedes. Sea su sostén, sobre todo en estos ultimos tiempos de purificación. No olviden que ellos también sienten interiormente el combate entre la Luz y las tinieblas. No pueden explicarse todo lo que les llega.

Muchos adolescentes muy jóvenes son invadidos por las fuerzas del mal. Ellos hacen el daño que no quieren hacer. Ellos se preguntan cómo hicieron para hacer todo esto. Llevan un gran pesar en su corazón.

Sean flexibles en su modo de actuar con ellos. Son manipulados por todos sus medios modernos. Son asaltados por este gran materialismo, y dentro de ellos se dicen: " jamás podré estar a la altura de este gente. " No pueden más encontrar su sitio, y muchos de mis adolescentes, mis corazones sufrientes, van a refugiarse en la droga, en la bebida …

Padres y madres de la tierra, ustedes les aportan grandes heridas. Yo sé también que usted no puede dar lo que usted no recibieron. Ustedes también han debió sufrir para venir dejar todo en el Corazón de Misericordia de mi Hijo. Ustedes que han vivido estos sufrimientos, vayan a buscar a su niños. Están muy heridos. Para algunos de ustedes esto será muy difícil, porque no podrán acogerlos en seguida. Les hará falta mucha paciencia, pero no tengáis miedo, su amor los curará, sus oraciones los salvarán.

Háblenles del Corazón Acogedor de mi Hijo. Díganles que Él los creó por Amor y que Los ama. A todos ellos los que no conocieron a padre o madre, díganles que mi Hijo y Yo, su Madre María, nosotros somos su familia del Cielo, que no están solos y que venimos a su ayuda.

Oración de la Virgen María: ven, Señor Jesús, a través de tu Corazón Acogedor, para acoger tu Omnipotencia de Gracias de Unión de las familias.

Ustedes no fueron hechos para vivir solos. No les es dado a todos mis niños el vivir como ermitaño, esto es una gracia. ¡ Comprendanlo! ¡ Disciernanlo! ¡ La unión hace la fuerza! No tengas miedo para todos mis chicos que estan en las guarderías infantiles (orfanatos, hogares de acogida). Estamos cerca de ellos, los protegemos y atraeremos hacia ellos, un padre y una madre, para que puedan vivir en el amor y crecer en la paz.

A todos los niños de la tierra, les recuerdo que una madre no deja perecer sus niños. Procura de todos modos darles todo el bien que es necesario para ellos. Comprendan que ustedes son hechos para vivir en el amor, unidos en sus familias.

Regresen hacia sus padres, y si ustedes no reciben su acogida, no se dejen invadir por la oscuridad. Vayan hacia sus amigos, los que viven en la paz. Les acogerán. Prepararé sus corazones. No permanezcan solos, vayan hacia sus hermanos y hermanas.

Comprendan mis niños que ustedes deben aceptar la ayuda de su padres, de su amigos, porque es a través de ellos que venimos ayudarlos. Es a través de ellos que venimos aportarles todas las gracias y toda la ayuda que son necesarias para ustedes. Así como mi Amor para ustedes es grande, mis niños. Los quiero con todo mi Corazón. ¡ Yo estoy con ustedes!

Hoy, Yo, su Madre María, vengo enseñarle con palabras simples a través del Corazón Acogedor de mi Hijo. Desciendan en su corazón y ustedes sentirán todo el Amor que tengo para ustedes. Ustedes sentirán también toda la ayuda de su Padre del Cielo.

Oración de Micheline: mamá María, ven a socorrernos, unida con Corazón Acogedor de tu Hijo. Atráenos hacia el camino de Luz. Qué nuestro espíritu sea alumbrado por su Amor.

Es la Omnipotencia de Luz que reinará en este mundo para siempre. Mis niños conocerán la inmensidad del Amor de su Padre del Cielo. Vivirán con una gran paz en este Amor. El tiempo esta próximo donde verán la Gloria de mi Hijo Jesús Cristo.

Yo, su Madre del Cielo, vengo a decirle a ustedes hoy, de confiar. Yo, su Madre María, en unión con mi marido José y mi Hijo Jesús, hago descender sobre ustedes Toda la Potencia de Bendición, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén

102 - El 14 de marzo de 2002

Palabras recibidas por Micheline bajo el estado del Espíritu Santo, después de un tiempo de sufrimientos y de súplica donde brotaron de su corazón estas palabras: " padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. " (Lc 23, 34)

Micheline comienza a hablar así:

No tuvimos ningún respeto a mi buen Jesús. El corazón de Jesús latía, latía. Lo coronamos de espinas; le atamos las muñecas; lo flagelamos y a cada golpe que recibía son chorros de luz que salían de su cuerpo. Después de la flagelación cortamos la cuerda alrededor de sus muñecas y mi buen Jesús cayó. No teníamos ningún respeto a mi buen Jesús caído al suelo. Su cuerpo estaba casi desnudo. Si esto no hubiera sido la voluntad de su Padre, ninguna persona lo habría podido tocar.

Depositamos la cruz sobre su hombro. Gritamos: " Sálvate ti mismo si eres rey. " (Mt 27, 40) Su corazón late en su pecho. Cada impulsión de su corazón es el amor. Su cuerpo totalmente quebrantado es el amor que atraviesa las tinieblas. Es sólo luz.

Su corazón late en su pecho … Su amor brota sobre todos sus agresores. Cuanto más lo golpean y más su amor brota. Es irreconocible, su cuerpo es azul, esta totalmente hinchado. Respira apenas. Sus piernas estan sangradas. Sufre tanto. Su carne esta totalmente marcada por la flagelación. Lo golpean, lo golpean. La muchedumbre se acerca cada vez más. Su cruz es muy pesada. Su frente esta marcada por las heridas de su corona de espinas.

María está allí entre la muchedumbre. Tiene un velo en la cabeza. Trata de ver a su Hijo. Está en la agonía también. Sufre. Ellos estan tan unidos en el Espíritu Santo que ella siente los sufrimientos de su Hijo. Se acercan al calvario. Su cruz es pesada a referirse; levanta polvo. Cayó, Jesús; su cruz es tan pesada. María está siempre allí, lo mira. Vive sus sufrimientos. Avanza hacia el calvario. Le gritamos: " si eres el rey, sálvate. Eres el rey de mendigos. "

Avanza siempre con su cruz. Cae y una persona viene en su ayuda y le seca su cara. ¡ Qué dulzura, qué gesto de amor para mi buen Jesús! Su corazón late en su pecho. Levantamos la cruz, lo volvemos luego a acostamos sobre la cruz. Le atamos las muñecas con la cuerda luego sus verdugos se preparan para clavar sus manos y sus pies. De cada uno de los golpeteos de su corazón brota el amor para sus verdugos. Él está en el paroxismo de todos sus dolores. Se hizo sólo gemidos.

María está allí, suplicando al Padre cumplir su divina voluntad. Se hunde en lágrimas. Sus ojos están fijos sobre su Hijo que exclama: " padre, perdónales porque no saben lo que hacen. " (Lc 23, 34) Y de estas palabras brota su amor porque es la Luz de la gente, es el Verbo encarnado, es el Amor infinito, el Amor eterno.

María, al pie de la cruz, permanece con los ojos fijos sobre su Hijo. Y la muchedumbre se dispersa. Algunos dicen: " no se salvó, no es nuestro salvador. " Ellos se negaron a creer en Él porque ya habían olvidado los signos que les había aportado, los signos de curación y de liberación.

Y del mismo modo hoy, sus niños lo olvidan. Olvidan muy rápidamente las gracias que recibieron y varios no responden a estas gracias. El amor es la verdad y la verdad libera. Vivamos el ejemplo de Jesús. ¿ Que vale el ser reconocido en esta vida si se perdió el amor de nuestro Salvador? Nosotros debemos ofrecerle todo.

Esto es sufrir de acercarse al amor de Dios y de ver su miseria pero sin su amor yo prefiero morir. Yo misma escojo también morir, sufrir para Él y para mis hermanos y hermanas. Nada más tiene valor para mí sobre la tierra que el ser querida por Él.

En los tormentos y los sufrimientos de su Cruz, sé que por su amor desea transformar mi miseria para que pueda vivir con Él eternamente y en esta eternidad, juntos, continuaremos haciendo brotar la luz de su Espíritu Santo sobre las almas, para que ellas también puedan ser transformadas dentro de su amor santificante.

Regresen hacia su amor para volverse libres porque por su gracia, dentro de la fe, esto nos será más fácil para atravesar nuestras pruebas y dejar despegar nuestras almas hacia Él. Una vez más, mi buen Jesús, viniste para visitar la tierra. Una vez más, mi buen Jesús, demostraste los signos de tu amor e hiciste brotar tus gracias. Gracias por ser siempre allí cerca de nosotros porque te olvidamos tan rápidamente.

Esta herida de amor que me haces vivir en mi corazón me proporciona grandes sufrimientos y una gran alegría. Tu me haces desear tu cruz y por tu gracia yo tengo confianza, confío en Ti, espero que tu me hagas un corazón nuevo, allí dónde Tu puedas venir a vivir eternamente.

Yo sé, Señor Jesús, que todas las lágrimas que vierto están unidas con tus sufrimientos. No comprendo sino consiento, Señor Jesús. Me pides someterme a la acción, a tu divina voluntad y en la acción, a mi buen Jesús, contemplo tu obra como en cada una de mis pruebas y acontecimientos de mi vida. Yo tengo confianza porque yo sé que al tiempo querido actuarás.

Yo te suplico, mi buen Jesús, concédeme las gracias de fe, de esperanza y de caridad y podré cumplir todo en tu santo Nombre. Yo te amo con un amor muy grande y por si inexplicable como por estos arranques de amor que Tu depositas en mi corazón, yo consentiría a morir por Ti ahora mismo. Daría mi vida para aportarte una sola alma, porque tu sabiduría me enseña y tu inteligencia me guía pero en estas grandes tribulaciones interiores es por tu gracia que consiento a ofrecerme.

Si solamente tus niños conocieran tu amor, si solamente ellos consintieran a marchar sobre el camino de la santidad, cuánto grande estaría su felicidad aquí sobre la tierra y tus consuelos para ellos, si ellos conocieran los frutos de su despego para ir hacia Ti. el mismo instante ellos también se te ofrecerían como pequeños corderos dulce y humildes de corazón. Amar, esto quiere decir amar a Jesús, gustar por María, querer a su Hijo por María, porque sólo nosotros estamos consagrados a la desesperación, a la tristeza, a la angustia, a la soledad.

Bendito el Señor para cada una de estas palabras. Bendito el Señor para lo que usted vió y oyó. Bendito el Señor porque vino visitarlo en su amor. Consientan a abrir sus corazones a su sabiduría. Abran los ojos a su corazón … Esten agradecidos hacia Jesús, hacia la Trinidad Santa. El cielo, esta tarde, hace brotar palabras de mi corazón, en la sabiduría de la luz del Espíritu Santo.

Bendito y adorado sea el Corazón Acogedor de Jesús.

Creo en Dios al Padre todopoderoso.

Juntos, ayudemos a Jesús y María a salva las almas.

¡ Como es bueno dejarse aniquilar por el Señor delante de sus hermanos y hermanas!

En nombre de Jesús y en nombre de la Virgen María, gracias por hacer circular este mensaje.

Corazón Acogedor de Jesús, creo en ti, confío en ti y creo en Dios Padre Todopoderoso.

Association Coeur d'Accueil de Jésus

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